POR : VIDAL NAVEAS DROGUETT
Es probable que don Rafael Torreblanca Dolarea, sea el personaje histórico mas relevante de Copiapó, igualada su popularidad – entre los habitantes del pueblo minero – solamente por el Caudillo local Pedro León Gallo Goyenechea.
El denominado soldado poeta, tiene una cantidad de homenajes difícilmente de cuantificar por su actuación en la Guerra del Pacífico.
En Copiapó, Atacama y Chile, calles, plazas, colegios, callejones, poblaciones, medallas, concursos y distinciones llevan su nombre en recuerdo a su memoria.
En el Monumento a las Glorias del Atacama en Copiapó, está en lo mas alto de la alegoría su figura, en un ovalo de metal que vigila los cerros, la ciudad y sus habitantes que impávidos pasan por su lado, sabiendo de su protector eterno.
En la misma mole está una placa de metal en relieve, que homenajea el Desembarco de Pisagua: En ella se aprecia un bote de doble bancada del transporte “Loa” al mando del teniente 2º de la Armada, Juan Amador Barrientos, quien lleva la bandera en sus manos, flanqueado por soldados del Atacama. A un costado iba Torreblanca.
Esta misma placa recordatorio se encuentra en la Escuela de Infantería de la Marina de los Estados Unidos de América.
La Toma de Pisagua, es reconocido como el primero y más importante desembarco anfibio, y por el cual solo es comparado con el realizado por los ejércitos aliados, participantes en Normandía (2da. Guerra Mundial).
Rafael Segundo Torreblanca Dolarea, nació en Copiapó el 6 de marzo de 1854 y es el menor de 11 hermanos.
Sus padres, don Rafael Torreblanca Olivares y doña María Dolarea Vallejos.
Rafael estudió en la Escuela Mercantil de Copiapó hasta diciembre de 1866, luego en el Liceo de Hombres de nuestra ciudad, terminó sus estudios con el título de Ingeniero Práctico de Minas en 1871.
Trabaja en Nantoco en la mina de Esteban García Uriondo y se hace cargo de las faenas mineras de su familia. las minas del Retamo, Remolinos y el Algarrobo en Caldera.
El estallido de la guerra, abre sus apetitos de lucha y amor por las armas, se presenta en forma voluntaria al comandante Juan Martínez Bustos, encargado de preparar los Batallones Cívicos en Atacama.
Su calidad de ingeniero, es vital para ser integrado como subteniente de los nacientes batallones cívicos en formación de Copiapó
Mientras se prepara con instrucción militar es enviado a Caldera, para ayudar en la construcción de los fuertes de protección del puerto. Esto por sus conocimientos de ingeniería.
El 14 de Octubre de 1879 es embarcado el Batallón Atacama N°1 desde Caldera al puerto de Antofagasta, para entrar de lleno a los combates.
El 26 de Octubre de 1879, participa en el recibimiento del estandarte de combate que, las damas copiapinas bordaron y regalaron al batallón minero.
Como soldado junto a Moisés Arce, Vicente Blanco, Andrés Wilson, Ramón Vallejos, hace el juramento de no claudicar en el campo de batalla y defender con la vida la Patria amada.
El bautizo de fuego para los atacameños y el subteniente Torreblanca, fue el 2 de Noviembre de 1879 en el Desembarco de Pisagua.
Luego participa en la Batalla de Dolores el 19 de Noviembre de 1879 donde pierde la vida el capitán Ramón Vallejos y dos de los juramentados del Atacama, los subtenientes Andrés Wilson y José Vicente Blanco, quienes fueron sepultados en lo alto del cerro San Francisco.
En una rustica cruz, Torreblanca escribe: “Cayeron entre el humo del combate, victimas del deber y el honor, denodados y heroicos camaradas, ¡Valientes del Atacama!..¡Adiós, Adiós!…”
Después de esta acción Torreblanca es ascendido a Teniente.
Participa en el combate de los Ángeles, en donde como a eso de las tres de la tarde, los oficiales vieron como el Teniente Rafael Torreblanca del Regimiento Atacama, clavaba la bandera chilena en un poste del cerro Alto Hospicio.
Murió el 26 de Mayo de 1880 en la Batalla de Tacna, una de las más crueles de la guerra.
Sus restos, descansan en la Cripta de los Héroes en
Copiapó.
