La Finca Chañaral, se encuentra a 17 kilómetros de distancia del poblado más cercano, Inca de Oro; y a 32 kilómetros de la comuna de Diego de Almagro, región de Atacama.Su ubicación está en la Quebrada de Chañaral Alto, la cual tiene una extensión aproximada de 45 kilómetros.El lugar se inicia desde el Este avanzando hacia el Oeste, bifurcando luego desde el Sur al Norte para volver a retomar el Este a Oeste, con una extensión de 5 kilómetros aproximados.Sus coordenadas son 26.6 de latitud y 69.8 de longitud. Su altitud es de 1.570 msnm.Se puede acceder, saliendo del camino asfaltado Copiapó – Diego de Almgro, carretera C17 para tomar un camino ripiado que se haya a trescientos metros al norte de Inca de Oro C253. Tiene otra entrada por un camino de carretas en mal estado que viene desde el Mineral de Potrerillos y otra entrada de camino ripiado, C258 el cual viene desde Diego de Almagro, con un largo de 32 kilómetros.De Finca Chañaral se puede afirmar que antiguamente fue un oasis, un tambo, un lugar de paso obligado por aquellos viajeros precolombinos que, transitaban desde y hacia Atacama la Grande (San Pedro de Atacama) viajeros que debían atravesar el despoblado. La mención más antigua conocida, de Finca Chañaral es la que hace Jerónimo de Bibar, cronista acompañante de Pedro de Valdivia en su viaje de conquista, al territorio que hoy se llama Chile. Bibar apunta en sus notas…»En este vallecito tenían poblados los Incas, señores del Cuzco y el Pirú, cuando eran señores de estas provincias de Chile y los que estaban en este valle registraban el tributo que por allí pasaba, oro y turquesas y otras cosas que traían de estas provincias de Chile. Vivían aquí solo para este efecto…»Claramente esta fue una estación de refresco y descanso, fue probablemente una contraloría que, daba cuenta de los minerales destinados a los reyes del twantisuyo, pudo ser una aduana de frutas y verduras; a la vez que pudo tener un registro de militares y ganado que se trasladaban por los caminos reales, intensa maraña de senderos, escaleras y puentes, construidos por las diferentes culturas que vivieron aquí en etapas pasadas.Se cree por parte de los arqueólogos que, en este lugar habitaron las culturas Molle, Copiapoe, Ánimas además de la cultura Quichua que fue invasora y conquistadora.Se han encontrado aquí restos de alfarería que demuestran la habitabilidad de estas culturas y que diversos arqueólogos han denunciado. Es un lugar mítico, que motiva a la imaginación del más pesimista de los mortales, haciendo que nuestra mente elucubre sobre el contenido que vemos en las rocas, con aquellas escrituras de color rojo. El fuerte color de las pinturas nos hace ver figuras humanas, perros y camélidos y pensar en los materiales y técnicas utilizadas en la grabación y que conforme pasen los años, seguirán siendo una incógnita.La Cultura Molle es originaria de Copiapó y los pocos estudios conocidos lo muestran como un pueblo rudimentario, cuya alfarería era muy precaria. Se estima su presencia en la zona entre 200 años AC y 700 años DC.La Cultura Ánimas, habitó los sectores de la mina de las Turquesas en el Indio Muerto (El Salvador) y precordilleras de Copayapu. Su alfarería fue menos rudimentaria, con trazos triangulares y geométricos muy similar a la cultura Molle.Se estima su habitabilidad en la zona entre los años 700 y 1.000 DC.La Cultura Quichua o Inca fue la mas avanzada de los grupos que vivieron en la finca Chañaral. Es considerada esta etnia como invasora y con un gran sentido del desarrollo, precursores de diversas ciencias, como la astronomía, minería y agricultura. Su instrumento de unificación fue lo más importante, fueron constructores de carreteras y genios de la arquitectura. Su estadía en la finca Chañaral duró hasta la llegada de los españoles.Instalada la Gobernación de Chile, a partir del año 1540 se instituyeron las Encomiendas, que era el reparto de terrenos entre militares y/o ciudadanos de alto rango, españoles. La Finca Chañaral, junto a otros terrazgos como las del Paposo, fueron entregados a Francisco de Riveros Figueroa en el año 1600, los que en 1678 fueron traspasados a la poderosa familia de Juan Cisternas Carrillo, ésta se fue sucediendo por intermedio de las herencias hasta llegar a doña Gregoria Mercado Cisterna, esposa de Juan Bautista Sierralta y hermana de Felipa, esposa de Julián de la Sierra.Francisco de Riveros Figueroa, fue el Primer Encomendero de Finca Chañaral, en cuya acción participó el Fundador de La Serena, Francisco de Aguirre.Alrededor del año 1820, esta hacienda fue adquirida por los ingleses Josué Waddington y Edwards Miller – quienes bajo el alero de la firma Waddington, Templeman y Cía. – levantaron en diversos lugares de Atacama, fundiciones y casas compradoras de metales: Chañaral, El Salado, Caldera, Carrizal y Huasco.Prontamente este lugar fue adquirido por Santiago Edwards Ossandon, hermano de Agustín Ossandon, quien junto a sus hijos controlaron la Sociedad Minera «La Coipa» en Copiapó en 1884.En 1883, el ingeniero de minas Santiago Muñoz C. titulado recientemente en el año 1881, hizo los trazados para entregarla en arriendo al agricultor Félix Mesías. Comenta el ingeniero Muñoz: «es un verdadero oasis en el Desierto de Atacama…existen varias vertientes de agua dulce, las que son almacenadas en estanques, las cuales son aprovechadas en regar entre diez y quince cuadras de excelentes terrenos sembrados de alfalfa y hortalizas a las que circundan grandes parrones, higueras y duraznos…»EI ingeniero Muñoz, estuvo encargado de visar los dos proyectos de ferrocarriles trasandinos que trazó el ingeniero Francisco Sayago, en la Provincia de Atacama. Puquios, San Francisco y San Antonio, Peñas Negras. (Pircas Negras)Entre los viajeros visitantes a la finca, y con motivos de estudio, están don Rodulfo Amando Philippi que, en 1854 junto a Diego de Almeida, trabajaron planos y levantamientos para el Gobierno de Chile.Posteriormente estuvieron el ingeniero Francisco San Román a cargo de la Comisión Exploradora del Desierto, levantando trazas para las fronteras provinciales a través de las hoyas hidrográficas.En 1903 el ingeniero Enrique Kaempfer, fue comisionado para adquirir fuentes de agua para potabilizarlas, internándose por la Quebrada de Chañaral Alto y alcanzar el río de La Ola. En aquella época ya la finca pertenecía a la Sociedad Industrial de Atacama y era administrada por don Juan Montan quien fuera después dueño del famoso Hotel Montan en la calle Atacama de Copiapó.En el año 1933 la finca es vendida a don Fernando Leebanov, quien con su esposa comerciaba productos agrícolas en Inca de Oro. Leebanov era norteamericano y llegó a Chañaral en el año 1925 como agente de la Cía Naviera Grace Line. Leebanov, fue también Vice Consul de los Estados Unidos en Chañaral. Salvador Reyes Figueroa, Premio Nacional de Literatura, año 1967, lo visitó en su hacienda en el año 1936. Allí el escritor se inspiró y escribió la novela corta Norte y Sur, publicada en 1947.En 1942, Cacremi, Caja de Crédito Minero; adquiere la Finca Chañaral al gringo Leebanov. Cacremi intentaba palear la falta de agua en la zona y técnicamente debía tender 100 kilómetros de tuberías hacia Chañaral. El proyecto fue un fracaso total, porque la entidad nunca tuvo la capacidad técnica ni económica para realizarlo.Leebanov, se hizo cargo del Instituto Chileno Norteamericano, en el puerto de Barquito – Chañaral, en el año 1961. Posteriormente viajó a su patria, Estados Unidos, donde su huella se perdió… ¿QUE ES LA FINCA CHAÑARAL?La Finca Chañaral, es un reducto paisajisticamente sin ninguna atracción, es un lugar donde los viejos y secos chañares, resisten el embate de los vientos, los cuales en forma agreste bajan desde la cordillera, para luego en un semi circulo volver a esparcirce en el infinito. Es una pequeña quebrada donde de repente aparecen unos que otros pimientos, intentando éstos, evitar el deterioro que el sol y la falta de agua causan sobre ellos.Es un lugar tan rico en sucesos del pasado, que puede competir abiertamente con cualquier centro minero abandonado, y/o lugarejo en eso, en la historia.Es un lugar poco atractivo para la vista, donde el sol siempre está arriba quemando la piel de quienes lo visitan. Y si no es el sol, son las neblinas las que penetran por la pequeña quebrada llevando las ínfimas gotas de agua, con las cuales chañares y pimientos resuellan y sobreviven.A lo lejos se puede captar que aún quedan liebres y pajaritos, tras los cuales los zorros, hambrientos, sacian su hambre. Por las noches aparece otra fauna: los murciélagos que, desde sus guaridas salen a buscar los insectos que les servirán de alimento por un tiempo.El único atractivo que tiene este lugar, es la gran cantidad de pictografías que, en las rectas paredes de la quebrada asoman, una tras otra, invitando a quienes las descubren a tratar de imaginar que es lo que quisieron interpretar los indígenas, habitantes de aquel lugar, hace siglos atrás.Se han contabilizado cientos de ellas, mientras día a día los arqueólogos intentan pensar y repensar las ideas y propuestas allí grabadas.Estudiosos y científicos vienen a tratar de desentrañar los misterios que, las antiguas culturas anotaban para ¿entretención?…¿Acaso serían normas y reglamentos o anuncios de cómo el despoblado se encuentra?…Sin duda es un lugar para meditar y cuidar, allí probablemente esté la respuesta que buscan los desentrañadores de lo oculto.Los contenidos en las rocas, tiene un valor intrínseco, digno de ser admirado y cuidado. Desde allí se han tomado muestras de las pinturas rupestres que sirven de modelo para que, los actuales ceramistas hagan sus vasijas de greda en talleres líticos modernos.Esta finca o lo queda de ella, fue en el pasado un gran centro, una gran ciudadela. Hoy es un reducto lleno de interrogantes, un lugar de interés turístico, un almanaque de contradicciones que muchos en nuestro país no saben apreciar o no quieren. Pues no se aplican normas, no se informa, no se mantiene, ni se educa. ¡Que es lo más importante!…
