Ya estamos a mediados de julio y no se vislumbra la posibilidad de unas vacaciones de invierno para los escolares de nuestro país, las que se anticiparon en el mes de abril, al comienzo de la pandemia, con la suspensión de clases presenciales.
Un alto en las jornadas educacionales se hace más que obligatorio, ya que tanto profesores como padres y alumnos, están prácticamente reventados con las famosas clases on line, donde los horarios obligan a los niños y jóvenes a levantarse temprano y muchas veces “asistir a clases” desde sus camas. Pero eso también implica a los padres, y especialmente a la mamá, ya que igual tienen que preparar desayunos antes de clases, acompañar a sus hijos menores en la dictación de los contenidos y asumir las constantes preguntas de los niños respecto a las diversas materias.
Pero ese es sólo el comienzo, ya que la mamá, por regla general, deben atender su casa y en otro número no menor, tener a su vez un trabajo telemático desde sus hogares, a lo que se suman los papá que siguen el mismo ritmo y todos sienten que la vida se les está haciendo insoportable.
Ahora si analizamos el trabajo de los profesores, indudablemente que también es muy difícil, ya que nos sólo tienen que estar inventando la forma de entregar conocimientos a través de internet, sino que también, responder diariamente las consultas de las madres de sus alumnos sobre la materia pasada, o de aquellas familias que no cuentan con computadores y menos con internet. Si a eso le agregamos la preparación de clases y las planificaciones, indudablemente que están más que estresados.
La necesaria comunicación personal, la posibilidad de contactarse con otras personas, las salidas del hogar para asistir a sus colegios, son parte de lo que podríamos llamar factores de distracción que sirven para enfrentar el diario proceso educativo, pero, eso lamentablemente hoy no lo tenemos. Entonces es bueno que quienes están a cargo de la programación de las actividades escolares, y que no siempre son expertos en la materia ni tampoco hacen clases, debieran tomar en cuenta para darle un respiro tanto a profesores, como padres y alumnos.
Ojalá haya conciencia sobre esto y las autoridades educacionales otorguen la posibilidad de unas vacaciones de invierno reales, de descanso para todos, y así poder retomar con aires renovados un segundo semestre.