Finalizando el año 2019, en diciembre específicamente el mundo entero se vio afectado
por una nueva pandemia, producida por un virus ya conocido, sin embargo, una nueva
cepa es la que azota a la humanidad. Hablamos del SARS-COV-2, virus causante de la
enfermedad conocida como coronavirus. Nuestro país no ha quedado exento de los
negativos y nocivos efectos de esta enfermedad que, al igual que el resto del mundo, nos
ha enfrentado a un desafío totalmente inesperado, que ha traído consigo innumerables
repercusiones, en el aspecto social, económico y político, sin menospreciar claramente la
grave sintomatología que esta enfermedad nos presenta. Esta pandemia ocasionó además
un cambio muy importante en la cotidianidad, esto con el fin de reducir el número de
contagios y la trazabilidad de esta enfermedad, lo que se ve reflejado en nuevas
realidades de teletrabajo, cesantía temporal, la enseñanza en el hogar y la falta de
contacto físico con familiares, amigos y compañeros de trabajo o de estudios, lo cual
significa una completa reestructuración de la normalidad. Adaptarse a estos cambios que
vienen a reestructurar la vida de las personas sumado al temor de contagio de Covid-19
en las familias puede convertirse en una tarea titánica y por lo demás ser un factor
estresor.
Respecto al ámbito educativo, se han sustituido las clases a través de la
telepresencialidad, la cual ha sido una forma de mantener a los niños y jóvenes en sus
hogares recibiendo instrucción y dedicando tiempo a sus deberes escolares, no obstante,
la interacción social que es importante en el aprendizaje se ve afectada. Es comúnmente
sabido que el tiempo de cuarentena ha sido muy difícil no solo para los estudiantes sino
también para los adultos quienes han tenido que dedicar más tiempo a sus hijos. Nuestra
institución a través de la carrera de Psicopedagogía realizó apoyos individuales a alumnos
de varios establecimientos educacionales, logrando avances en estos estudiantes que
presentaban problemas de aprendizaje, siendo un apoyo también para todo el núcleo
familiar; esto a través de actividades de apoyo-servicio que brinda nuestra institución.
En consideración de lo anterior, no podemos dejar de lado a un grupo etario especifico, el
cual ha sufrido aún más con este distanciamiento físico y los protocolos de seguridad ante
esta pandemia, hablamos específicamente del adulto mayor. En este rango etario
podemos encontrar personas mayores de 65 años, grupo específico el cual fue el primero
en ser confinado por el riesgo que la enfermedad supone para ellos en el contexto de la
crisis sanitaria que azota a la humanidad.
Se hace necesario considerar que este grupo etario es especialmente vulnerable, ya que
desafortunadamente podrían ocasionarse efectos negativos sobre su salud (inactividad
física, deterioro cognitivo, fragilidad, soledad o afección del estado emocional).
Considerando que en nuestro país la población de adultos mayores es muy numerosa,
podemos recurrir a estudios anteriores para conocer la población con la que se está
tratando.
“Según las proyecciones realizadas sobre la base del Censo 2017, el número de
personas de 65 años y más en 2019 llegó a 2.260.222. La mayoría se distribuye en las
regiones Metropolitana, Valparaíso y Biobío. A su vez, 6,28% del total de ocupados en
el país” según el Manual de Aplicación del Examen de Medicina Preventiva del Adulto
Mayor. Programa de Salud del Adulto Mayor División de Prevención y Control de
Enfermedades Subsecretaria de Salud Pública. MINSAL.
Durante este tiempo de confinamiento, muchos de ellos han permanecido en residencias
de adultos mayores sin posibilidad de ser visitados por sus familiares, otros han
permanecido solos en sus domicilios, y un porcentaje inferior ha estado en casa de
familiares, lo que conlleva para ellos un cambio radical de su rutina habitual.
Uno de los puntos importantes a considerar respecto de este grupo etario es su deterioro
cognitivo, en relación a su memoria, orientación espacial y temporal, por lo demás del
efecto que produce en el lenguaje, motivo por el cual es de suma importancia intervenir a
los adultos mayores para ejercitar estos procesos.
Con motivo de lo anterior, un grupo de alumnos de la carrera de psicopedagogía de sexto
semestre se encuentra realizando intervenciones en el contexto sociocomunitario,
reuniones virtuales con un grupo de adultos mayores, con el fin de mejorar la memoria a
través de juegos y actividades didácticas, las cuales son utilizadas con propósito de
estimular los distintos procesos cognitivos. Los métodos utilizados son lúdicos, como por
ejemplo rompecabezas y sopas de letras; al igual que la orientación espacial y temporal y
manteniendo conversaciones para incentivar su expresión oral. Todo lo anterior con el
objetivo de ayudar y ser parte de la comunidad en que estamos insertos. Como institución
formativa es importante fomentar la vinculación con el medio a través de actividades que
sean beneficiosas tanto para los alumnos como para la comunidad en general.
Es de esperar que estas intervenciones tengan un sentido de apoyo al adulto mayor,
generando a su vez, la unión entre la institución y el medio, con el propósito de que el
estudiante mediante la aplicación de distintas intervenciones sea capaz de mejorar la
calidad de vida de estas personas, revitalizando su capacidad cognitiva, motora y
temporo-espacial, para el correcto desarrollo del adulto mayor como personaje activo de
la comunidad.
Nieves Huerta Martínez
Jefa de carrera Psicopedagogía IP Santo Tomas- Copiapó