Una de las soluciones a este gran dilema según la Fundación Impulso Docente será bajo la
metodología de profesores que acompañan a otros profesores: formar mentores en las
escuelas de Chile que ayudaría a reducir el déficit de maestros.
¿Cómo poder contribuir a los profesores en las zonas más remotas de Chile? Según
Fundación Impulso Docente, la formación de profesores mentores al interior de las
escuelas, liceos y colegios de Chile contribuye a derribar esta barrera geográfica. Y, a través
de cursos online, es posible formar mentores en pequeñas localidades o zonas más
aisladas, evitando el traslado en tiempos de pandemia. De hecho, según la encuesta que
realizó el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación – CEPPE UC entre los
profesores capacitados por Impulso Docente el pasado 2020, el 64% considera que la
modalidad virtual facilitó la participación en este curso de formación.
Un mentor es un docente experimentado que ayuda a sus colegas docentes a mejorar sus
prácticas pedagógicas y, con ello, a facilitar su inserción y permanencia en una escuela,
liceo o colegio, especialmente al inicio de su carrera. «No es un supervisor. Un mentor
acompaña al docente a cargo de tal manera que él mismo o ella misma se da cuenta de sus
propias fortalezas. Todo esto a través de un discurso basado en un vínculo de confianza, sin
juicios de valor y desde la empatía, respetando así la manera de enseñar del profesor”,
señala Bernardita Yuraszeck, directora ejecutiva de Impulso Docente.
Sin embargo, no se trata sólo de “acompañar a tu colega”. Implementar un acompañamiento
a docentes efectivo no es fácil, pero, aquí brindamos ciertas condiciones que lo facilitan.
- Primero, la mayoría de los docentes debe creer que la observación es útil para
mejorar su práctica, que las desventajas son menores a las ventajas.
Recomendamos que las mentorías sean voluntarias, que el mentor invite a algún
docente a participar, pudiendo el invitado declinar esta invitación. - Segundo, deben primar sentimientos positivos hacia la observación. Los mentores
deben lidiar con la ansiedad, la inseguridad y la desconfianza que puede provocar el
acompañamiento para algunos docentes. No hay que desconocer estos
sentimientos negativos: hay que abordarlos e intentar bajar barreras, por ejemplo,
agendando con antelación las observaciones. El objetivo no es “pillar” al docente
sino acompañarlo a reflexionar, idealmente, sobre lo que él considera que es su
mejor clase. - Tercero, el contexto de la comunidad escolar debe ser amable y basado en la
confianza. El objetivo de la mentoría debe ser claro y basado en las metas
personales que la profesora quiere lograr. Además, el docente debe validar la
experiencia del mentor y creer que puede ser un aporte para mejorar su práctica.
No olvidemos que “los educadores y educadoras, quienes mantienen un vínculo directo con
la mayor parte de las familias del país, pueden jugar un rol decisivo en esta estrategia. Tal
como se ha declarado prioritario el cuidado de los equipos médicos, como país debemos
brindar todo nuestro apoyo a los docentes, resguardando su bienestar y potenciándolos
como agentes de salud mental” comenta Ignacio Zenteno, director de Asesorías en
Aprendizaje Socioemocional de Fundación Impulso Docente.
Para más información:
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Estudio de Elige Educar: http://bit.ly/3s1jVAH